Auschwitz: el horror contado por un sobreviviente

domingo, 25 de abril de 2010 |

David Galante, sobreviviente del Holocausto

Este año se cumplieron 65 años del Holocausto, a lo que formalmente se lo conoce como “La solución Final” y la persecución y asesinato sistemático de judíos por parte del régimen nazi. Ellos creían que los judíos eran personas insignificantes y una gran amenaza para la colectividad alemana, es por eso que los persiguieron de manera continua. Aproximadamente se calcula que 6 millones de judíos fueron asesinados, sumando además alrededor de 800.000 gitanos, 4 millones de prisioneros de guerra soviéticos, polacos y hasta homosexuales, discapacitados, entre otros.

Historia
David Galante es uno de los sobrevivientes de Auschwitz, campos de concentración y exterminio construido por el régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Galante nació en la Isla de Rodas, actual Grecia, es descendiente de judíos que fueron expulsados de España durante la inquisición. Algunos de ellos se trasladaron a Francia, Italia y una gran parte hacia el Imperio Otomano, la Isla de Rodas perteneció a ese Imperio.

En 1912 el régimen italiano ocupó las Islas, es decir que nació bajo el régimen italiano, hasta que en 1943 Mussolini firmó un armisticio con los aleados y la isla fue ocupada por los nazis. David cuenta que en julio de 1944, llegaron a Rodas un grupo de oficiales que formaban parte de la comisión Rossenberg (colaborador de Adolf Hitler), encargada de la eliminación de todos los judíos de Europa. “De ahí nos trasladaron hacia Auschwitz, eramos alrededor de 1800 judíos, el viaje duró 12 días. En el camino iba falleciendo gente porque nos dejaban prácticamente sin comida, solo pedazos de pan y mermelada, cada tres días el tren paraba, sacábamos los muertos y las cubas donde hacíamos nuestras necesidades, luego entrábamos de nuevo al vagón y seguíamos”, relató Galante.
Cuando llegaron, los hicieron bajar “a palazos” y los pusieron en fila separando los hombres de las mujeres. “Mientras hacíamos ese trayecto escuchábamos del otro lado gente que estaba trabajando y gritaba: los chicos con los viejos, nosotros no sabíamos lo que ocurría, después llegamos a comprender; los chicos que iban con las madres jóvenes las elegían para desplazarlas hacia las cámaras de gas, si al chico lo entregaban con un anciano, la madre podía salvarse y trabajar”, explicó el sobreviviente.

Vivencias dentro de los campos de exterminio
Apenas llegaban a los campos de concentración, los seleccionaban y quedaban solamente aquellos que estaban aptos para trabajar, los demás eran eliminados. Luego de pasar esa etapa, los tatuaban un número en el brazo y desde ese momento el nombre de ellos ya no existía y debían responder a un número, en el caso de David era: B7328 El idioma alemán no lo entendían, por ese motivo se vieron obligados a aprenderse su código en alemán, “si te llamaban y no contestabas te pegaban”, afirmó.
David Galante siempre estuvo al borde de la muerte, al principio lo llevaron a una barranca donde se encontraban chicos entre 8 y 10 años, David para ese entonces tenía 18. Estuvo tres días allí hasta que un médico le preguntó su edad ya que en la ficha figuraba que él tenía 8 años, pero como era mayor, lo echaron y lo derivaron a Auschwitz-Birkenau, uno de los campos de exterminio más grandes, para trabajar. Después se enteró que en esa barranca, diferentes médicos utilizaban a estos chicos para realizar sus experiencias y experimentos con los órganos, al final, todos eran eliminados.



¿Cómo sobrevivir?
Otros de los trabajos que realizó David fue trasladar mercaderías en carros tirados por sogas, que debían movilizar ellos mismos hacia el campo donde se encontraban las mujeres. “Al pasar por las cocinas nos tiraban un pedazo de pan o alguna papa, en ese momento un pedazo de comida era realmente un día mas de vida; el frío y el hambre nos iba deteriorando”, contó Galante. También trabajó en una barranca donde se encontraban los enfermos de tifus. “Hacía mucho frío y no teníamos ropa, yo tenía suecos de madera y en esas condiciones no podía ni caminar en la nieve, ahí pude conseguir unas botitas, sacos gruesos, una gorra de lana; así logré tener un problema menos, pude trabajar en mejores condiciones”, afirmó David.
Otro de las ocupaciones que realizó fue el de llevar cascotes hacia un crematorio. Allí conoció a un griego, le habló y logró que le tirara un pedazo de pan y un atado de cigarrillos. “El griego me dijo que no volviera más a ese lugar, porque me explicó que todos los que trabajaban en el crematorio, cada tanto los iban eliminando y traían gente nueva para que no dejaran evidencias de lo que hacían ahí adentro”, explicó.

A pesar del miedo y de lo que le había contado aquel hombre griego, el atado de cigarrillo le sirvió para cambiarlo por pan, “había gente que prefería morir fumando en vez de comer, esto me ayudó a sobrevivir”. Así logró pasar por golpes, por el frío, el hambre y la dificultad de comunicarse, ya que no sabía el idioma alemán. Gracias a un amigo francés que conoció allí, logró salvarse nuevamente ya que lo rescató después de que se desmayó por un golpe ocasionado por una de las personas del ejército nazi.

Poco tiempo después hubo una nueva selección en la barraca donde se encontraba él, los desvistieron a todos y dependiendo de las condiciones en las que se encontraban, los mandaban a las cámaras de gas, su amigo francés fue uno de los elegidos y asesinado poco tiempo después. “Él me ayudó a mi para salvarme y yo no pude hacer nada, este muchacho francés vive adentro mio, mientras yo viva, va a seguir vivo por el recuerdo que me dejó, lo tengo siempre presente”, afirmó David Galante.

Vida VS Muerte
Después de ese episodio, no aguantó más, la fiebre lo estaba venciendo y tuvo que decidir ir a la enfermería, algo totalmente riesgoso porque quienes llegaban a esa instancia, seguramente eran asesinados.
Desde Berlín llegaba una orden de que había que destruir las cámaras de gas de los crematorios porque las tropas soviéticas estaban muy cerca, y no querían dejar evidencia, por ese motivo las destruyeron. “Me quedé en la enfermería hasta que llegó el momento de evacuar el campo, nos pusieron a todos en fila y uno de los médicos me dijo: Galante, vos no podes caminar ni cien metros es preferible que te quedes acá pase lo que pase, se ve que sabía lo que iba a ocurrir, porque esa fila fue una de las tantas marchas de la muerte, los llevaban de un campo a otro caminando por la nieve; los que no aguantaban y se sentaban en el camino, les pegaban un tiro y los mataban, además morían de frío y de hambre, llegaron muy pocos”.
Cuando arribaron las tropas rusas y los liberaron David ya pesaba 38 kg, estuvo dos meses internado en un hospital y les dieron de comer, algunos estaban tan desesperados que fallecieron de indigestión. “El ejército rudo nos enroló con ellos, la guerra seguía y como eramos aliados tuvimos que ir, nos llevaron al frente para realizar trabajos secundarios. Cuando terminó la guerra, me saqué todo y me vestí de civil y me escapé”.

Vive para contar la historia
Hoy David lleva en su alma y en sus recuerdos todos los hechos aberrantes que tuvo que vivir y aguantar. Está casado hace 53 años, tiene dos hijos y dos nietos. Durante los primeros cincuenta años, Galante no podía contar nada de lo que había tenido que vivir, se encerró en sí mismo y se dedicó a trabajar. Cuando empezaron a salir a la luz películas como “Las listas de Schindler” (1993) y “El pianista" (2002), films relacionados con el tema, los sobrevivientes se animaron a hablar y relatar lo que había pasado.
“Es un beneficio para la humanidad lo que estamos haciendo, la meta nuestra en este momento es poder contar, transmitir y testimoniar lo que sucedió para que el mundo lo conozca y no se vuelva a repetir; y que además los jóvenes puedan luchar y tener un mundo mejor”, concluyó David Galante.

Links Relacionados:
Enciclopedia del Holocausto

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