Hacerse un lugar

lunes, 21 de junio de 2010 |

“Vamos todos” reza la publicidad del Pepsi Music. Pero, en realidad, son pocas las bandas musicales que tienen el privilegio de tocar en un estadio para 40000 almas. Pocas agrupaciones comparadas con las miles que circulan por bares, boliches y lugares ocultos por la ciudad, con su arte y esperanzas a cuestas.


Por dónde empezar
Además de los borrachos y las golpizas que nos muestran en la tv, en los bares y boliches hay movimientos artísticos. El Club Cervecero, Santana Bar, Lucks y tantos otros acobijan por algunos pesos, o la ganancia de la barra, a las bandas de música que comienzan a dar sus primeros pasos o que no pueden costear ni son lo suficientemente masivas para teatros importantes.

“Después de Cromagnón las cosas se tornaron más difíciles también para nosotros, las entradas están limitadas, los inspectores se volvieron más exigentes y durante los primeros meses hubo mayor desconfianza hacia nosotros. En Gaona hay un ‘acuerdo tácito’, pero por acá siempre está el temor de que caiga algún policía”, Nicolás Peridi, dueño de Via B@r, resume los problemas al momento de organizar un recital para pocas personas.


El circuito comercial, ¿El deseo de todo artista?
“Para llegar al circuito comercial hay que hacer música pop, dejar de tocar temas de 20 minutos, tocar en lugares céntricos y con onda, vestirse moderno y cantar cursilerías… Ah, y tener el teléfono de Santaolalla” asegura Matías Martulli, ex baterista de bandas de corte progresivo del oeste, como Loom y con un paso fugaz por Agosto, con llegada incipiente y con sus primeros videosclip en su haber.
La música, con todas sus variaciones y complejidades, no siempre es considerada “apta” para todo el público. Las productoras, con sus respectivos contratos radiales, limitan lo que suena a un espectro reducido. Las canciones tienen que ser cortas, tienen que respetar un esquema y ser pegadizas.
Para llegar a la masividad, en estos tiempos, hay que atarse a esas reglas. Unalma es una banda de ciudadela que respeta esas reglas y busca su propia personalidad mientras trata de hacerse un nombre dentro del mundillo musical del oeste. "Hacemos la música que nos gusta y tratamos de que le guste a la gente, pero imponemos nuestro propio estilo, algo que nos diferencie del resto".


Nuevas tecnologías
Sin la venía de grandes productoras, el trabajo de las bandas se hace arduo. Pero las bandas vieron en internet un nuevo canal de comunicación y masividad. My Space, Facebook, twitter y tantos otras comunidades virtuales se transformaron en inmensas formas de difusión. Buscan en internet lo que el cerrado circuito mayor no les ofrece o lo hace a un muy alto precio: Libertad y masividad.

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